Sánchez Ferlosio, único y mítico
Nos deja uno de los escritores más singulares y extraordinarios de las letras españolas como es Rafael Sánchez Ferlosio (Roma 1927 - Madrid 2019). Fue uno de los grandes autores de la literatura española de la postguerra.
Comenzó su producción creativa con la gran novela Industrias y andanzas de Alfanhuí publicada en 1951, una obra de corte fantástico que relata las aventuras de Alfanhuí, un muchacho que en el viaje a casa de sus abuela tiene relación con los personajes más inimaginables. Una mezcla apasionante entre cuento y realidad.
A ella le siguió otra obra enorme como fue El Jarama publicada en 1955 que relata la relación de varios amigos en un domingo de verano a la orilla del río Jarama y su reacción al fallecimiento de una de las amigas en pleno río. Indiscutiblemente, se trata de uno de los más representativos modelos del realismo social elaborada con un sentido vital muy profundo por el autor. Recibió el Premio Nadal en 1955 y el Premio de la Crítica de la narrativa castellana en 1956.
A partir de este año, salvo la publicación de dos relatos en 1961 que fueron Dientes, pólvora, febrero además de Y el corazón caliente, tuvo una época larga en la que se dedicó a la actividad periodística y a escribir ensayos, entre los que destacan Las semanas del jardín (1974), Mientras no cambien los dioses, nada ha cambiado (1976), La homilía del ratón (1986), Vendrán más años malos y nos harán más ciegos (1993) con la que obtuvo el Premio Nacional de Ensayo y el Premio Ciudad de Barcelona, El alma y la vergüenza (2000), La hija de la guerra y la madre de la patria (2002), Glosas castellanas y otros ensayos. Diversiones (2005) y Sobre la guerra (2007). No fue hasta 1986 en que publicó El testimonio de Yarloz cuando volvería a escribir su última novela con la que quedó finalista del Premio Nacional de Literatura.
Fue un escritor de enorme curiosidad, realista y con gran espíritu crítico que manifestaba cuando tenía oportunidad pues no rehuía ninguna cuestión política o social expresando su opinión sin pensar en otras consecuencias. Y lo cierto es que esa opinión quedaba como un peso sobresaliente e influyente.
Ha recibido varios e importantes premios entre los que sobresale el absolutamente merecido Premio Cervantes en 2004 y, además de los mencionados, entre otros, se encuentran el de la Comunidad de Madrid (1991), el Nacional de las Letras Españolas en reconocimiento a toda su trayectoria creativa y la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes (2015).
Sin lugar a dudas, un escritor insustituible, de mucha fuerza, de marcado carácter y un genio de la creación. Siempre permanecerá en nuestra memoria y recuerdo como un referente. Un maestro de las letras.