Mi querido poeta...

Se cumplen 85 años de la relación epistolar que mantuvieron Miguel Hernández y Federico García Lorca. Era la fecha de 8 de diciembre de 1931, después de haber llegado a Madrid, cuando Miguel envía una carta a Juan Ramón Jiménez, pidiéndole que interceda para poder conocer a Federico, por quien sentía una enorme admiración, y con ello poder presentarle sus poemas. Sin embargo, esta propuesta no obtuvo frutos y, entonces, en la fecha de 17 de marzo de 1932, Miguel escribe a su amigo Ramón Sijé por el que le comenta su pesar por no haber podido conocer a Federico.

No sería hasta el 2 de enero de 1933, cuando Miguel y Federico se conocieron, en Murcia, tras coincidir en el domicilio de Raimundo de los Reyes, director de La Verdad de Murcia. Por entonces, el poeta granadino ya estaba en un momento importante de su carrera literaria pues ya había publicado, entre otras, obras poéticas como Poema del Cante Jondo (1921), Romancero gitano (1928), Poeta en Nueva York (1930), o entre otras obras teatrales, como Mariana Pineda (1927), La zapatera prodigiosa (1930) y estaba ya preparando Bodas de sangre que se publicaría en ese año 1933.

Por su parte, Miguel estaba en el intento de publicar su primer obra poética Perito en lunas, lo que, finalmente, logró con prólogo de Ramón Sijé. Sin embargo, como no estaba obteniendo la difusión y éxito que deseaba, intentó que Federico le ayudara a publicitarla, ya que cuando se vieron, éste alabó varios de los poemas que le leyó Miguel.

En la fecha del 10 de abril de 1933, Miguel escribe la primera de sus cuatro cartas que dirigió a Federico en la que se lamenta que éste no le haya hecho caso ni prestado suficiente atención a su obra Perito en lunas. A finales de abril de 1933, Federico le envió la única carta que dirigió a Miguel, donde se disculpaba por no haberle contestado antes y en un tono muy afectivo ya que la inicia como "Mi querido poeta..." le expresa todo su apoyo, pero también, con cierta crítica, le pide que tenga paciencia ya que las cosas son lentas, despidiéndose con un abrazo de cariño y le pide que le escriba.

Miguel le contestaría a finales de mayo de 1933, donde quedaba patente su decepción por considerar que Federico no estaba poniendo todo de su parte para ayudarle. Posteriormente, Miguel no le volvería a escribir hasta diciembre de 1934 en la que le manifiesta que espera sus noticias y le habla de ciertos momentos de apuro que pasa su familia. La última carta que Miguel escribió a Federico fue el 1 de febrero de 1935 en la que le expresaba sus dificultades económicas y su desilusión por la situación y por su relación entre ambos poniendo en duda su amistad.

Lo cierto es que Federico nunca le contestó a estas cartas, sino que solo lo hizo a la primera. También es cierto que nunca existió amistad entre ambos autores, más allá del respeto distante de Federico y la profunda admiración de Miguel. Esta fue la relación que tuvieron.

A pesar de todo, la carta que remitió Federico a Miguel fue de gran cariño y cordialidad:

Mi querido poeta:

No te he olvidado. Pero vivo mucho y la pluma de las cartas se me va de las manos.

Me acuerdo mucho de ti porque sé que sufres con esas gentes puercas que te rodean y me apeno de ver tu fuerza vital y luminosa encerrada en el corral y dándose topetazos por las paredes.

Pero así aprendes. Así aprendes a superarte, en ese terrible aprendizaje que te está dando la vida. Tu libro está en el silencio, como todos los primeros libros, como mi primer libro que tanto encanto y tanta fuerza tenía. Escribe, lee, estudia. ¡Lucha! No seas vanidoso de tu obra. Tu libro es fuerte, tiene muchas cosas de interés y revela a los buenos ojos pasión de hombre, pero no tiene más cojones, como tú dices, que los de casi todos los poetas consagrados. Cálmate. Hoy se hace en España la más hermosa poesía de Europa. Pero, por otra parte, [añadimos las dos comas] la gente es injusta. No se merece 'Perito en lunas' un silencio estúpido, no. Merece la atención y el estímulo y el amor de los buenos. Ése lo tienes y lo tendrás porque tienes la sangre de poeta y, hasta cuando en tu carta protestas, tienes en medio de cosas brutales (que me gustan) la ternura de tu luminoso y atormentado corazón.

Yo quisiera que pudieras superarte de la obsesión de esa obsesión de poeta incomprendido por otra obsesión más generosa política y poética.

Escríbeme. Yo quiero hablar con algunos amigos para ver si se ocupan de 'Perito en lunas'.

Los libros de versos, querido Miguel, caminan muy lentamente.

Yo te comprendo perfectamente y te mando un abrazo mío fraternal lleno de cariño y de camaradería.

Federico

(Escríbeme)

T/C/7/c Alcalá 102