top of page
Posts Destacados
Buscar

Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial, realmente muy real

  • Agustín Puente
  • 13 sept 2018
  • 3 Min. de lectura

Si hay una biblioteca que resulta de extraordinaria monumentalidad, belleza y valor cultural y artístico, ésta es, sin duda, la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial.

El origen, idea e impulso de esta biblioteca se debe al Felipe II quien donó cuatro mil volúmenes de su propia biblioteca personal. Entre 1565 y 1566 comenzaron a llegar las primeras remesas de libros que han ido enriqueciendo su fondo bibliográfico. En los siguientes años se fueron recibiendo libros y manuscritos procedentes de las bibliotecas personales del obispo de Osma, Honorato Juan, del asesor del Rey Gonzalo Pérez en 1571, de Diego Hurtado de Mendoza en 1576, de Diego Guzmán de Silva en 1577, de Pedro Fajardo Marqués de los Velez y del canonista Antonio Agustín.

En 1598 fallece Felipe II y le sucede Felipe III quien continuó con la labor de engrandecer la biblioteca. Fue entonces cuando se recibieron ejemplares del humanista Benito Arias Montanjo y del emperador de Marruecos Muley Zidan en 1614. En la época de Felipe IV siguió enriqueciéndose el fondo bibliográfico sobre todo con los libros y manuscritos procedentes de la biblioteca del Conde-Duque de Olivares en 1656.

El 7 de junio de 1671 se produjo una catástrofe como fue un incendio que devastó gran parte de la biblioteca llegándose a perder más cuatro mil códices y manuscritos de extraordinario valor cultural. La invasión francesa de 1808 fue también otro hecho que pudo poner en riesgo la institución ya que desde Francia se dió orden que se trasladaran los libros al país galo, lo que no terminó ocurriendo pues las obras se ocultaron en el convento de la Trinidad de Madrid por Jose Antonio Conde.

La gestión de la biblioteca ha sido encomendada a diversos responsables como los Jerónimos, la Real Academia de Historia, Real Patrimonio y los Agustinos.

Lo cierto es que la Real Biblioteca de El Escorial cuenta con un fondo bibliográfico de grandísimo valor ya que tiene más de cuarenta libros impresos entre los que se encuentran dos mil manuscritos latinos, setenta y dos hebreos, quinientos ochenta griegos y cuatro mil árabes. Dispone de auténticos tesoros de la literatura universal como las Etimologías u Orígenes (siglo IX), de Isidoro de Sevilla; el Itinerario (siglo VII), del emperador Antonino; los Comentarios al Apocalipsis (siglo IX), del Beato de Liébana; las Cantigas de Santa María (siglo XIII), de Alfonso X el Sabio; el Códice áureo; la Cosmografía (siglo XV), de Tolomeo; el Devocionario, de Isabel la Católica; De baptismo parvulorum, de San Agustín; las Cantigas de Santa María, de Alfonso X el Sabio, un Apocalipsis figurado de los Duques de Saboya atribuido a Juan Bapteur de Friburgo, Péronet Lamy y Juan Colombe, el Códice Emilianense; el Códice Vigilano; el Codex Regularum y el Libro de Horas hecho en París en 1505 por Thielman Kerver.

La biblioteca también es conocida con los nombres de la Escurialense o la Laurentina y su estructura y decoración es de una fantástica belleza, pues cuenta en el techo con unos frescos pintados en estilo marienista por Pellegrino Tebaldi bajo la guía del padre José de Sigüenza, librerías de madera de indias diseñadas por el arquitecto Juan de Herrera, retratos al óleo de Carlos II de Carreño de Miranda y de Felipe II y Carlos V ambos de Pantoja de la Cruz y una figura de Euclides.

En definitiva, una biblioteca, dedicada en gran parte a investigadores y curiosos del saber y del conocimiento y que constituye un auténtico universo de impresionante valor cultural y artístico y cuando se visita uno no puede evitar sentirse superado y sobrepasado por el gran testimonio artístico que ha sido declarado patrimonio de la humanidad.


 
 
 

Comentários


Posts Recientes
Búsqueda por Tags
Síguenos

© 2017 por La clave, agencia literaria

bottom of page