Philip Kerr, el suspense al cuadrado...
Se conoce una triste noticia como es el fallecimiento del gran maestro de la novela negra Philip Kerr (1956-2018). Estudió en la universidad de Birmingham y, durante un tiempo, se dedicó a trabajos de publicidad.
El escritor es el creador del detective Bernie Gunther, un investigador privado de la Alemania nazi. Su primera aparición fue con su novela Violetas de marzo (1989), a la que seguiría Pálido criminal (1990) y Requiém alemán (1991) en lo que dió lugar a la trilogía Berlín noir.
El personaje creado por el autor se trata de un hombre de profundas convicciones morales que pasa por la Alemania nazi y la II Guerra Mundial, resolviendo complejos casos en un mundo detestable y de maldad en el que trata de sobrevivir con sus creencias. En todo caso, el escritor trata el argumento de las novelas de este detective, con un rigor histórico dominado por la seriedad. Consiguíó fundir el suspense de la novela negra con la ficción histórica manteniendo toda la perspectiva.
No sería ya hasta 2006, cuando continuó con la saga del este investigador privado con su novela Unos por otros. Llegó a realizar un total de nueve novelas más dedicadas a este personaje como Una llama misteriosa (2008), Si los muertos no resucitan (2009) que recibió el Premio RBA de Novela Policiaca, Gris de campaña (2010), Praga mortal (2011), Un hombre sin aliento (2011), La dama de Zagreb (2015) o El otro lado del silencio (2016), entre otras.
También fue autor de otras obras como la trilogía sobre el entrenador de futbol en Inglaterra, Scott Manson, y que fueron Mercado de invierno (2014), La mano de Dios (2015) y Falso nueve (2015). También cultivó la novela juvenil.
En definitiva, un autor que ha marcado un género y que ha dejado una gran huella e impronta en el mundo literario. Hasta siempre!!.
"Concerté una cita para verlo y luego pedí otra cerveza. Mientras bebía hice unos cuantos garabatos en un trozo de papel, ese tipo de garabatos algebraicos que esperas que te ayuden a pensar con más claridad. Cuando acabé, estaba aún más confuso que antes. El álgebra nunca ha sido mi fuerte" (Violetas de marzo, Philip Kerr)
